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Nace en Cerdeña en 1951.

De adolescente tiene influencias literarias (es nieto de Emilio Lussu) y escribe también varios libros de poesías pero la verdadera expresión de su creatividad es desde siempre la escultura.

Para Francesco, nacer en Cerdeña, tierra de granito y de rocas, es convivir con la piedra, enamorarse de ella.

Sus estudios de mineralogía y el contacto con un taller artístico cercano de casa, donde iba a trabajar, lo influyen y empieza -casi como un juego- a cincelar, adquiere la técnica y realiza en granito sus primeras formas simples.

En el sucesivo traslado a Roma sus trabajos de manualidad evolucionan y para su trabajo, a falta de granito, utiliza raíces de acacia olmo, olivo y enebro.

En la filosofía oriental, la china en particular, a los cuatro elementos cardinales de la humanidad -agua, fuego, aire, tierra- se le suma un quinto: la madera, y es la madera la que caracteriza las creaciones de Francesco Scanu Lussu.

Después transcurre mucho tiempo en América del Sur, entre Venezuela, el Caribe y las Antillas y en la Selva Amazónica.

La observación de nudos en la madera le proporciona elementos para generar imágenes más verdaderas de la realidad misma, realizando obras que emergen de su mano creativa, vibrante e imprevisible, a veces retorcidas y voluptuosas, cargadas de tensión como para superar la gravedad en vuelos liberadores.

Es la materia que lucha para liberarse de lo superfluo y liberarse en el espacio absoluto; es el movimiento que nace del estado de quietud transformando las figuras, sin peso, sin vínculos.

Es el viaje, es el contínuo movimiento de las formas realizadas que en el trayecto creativo se animan y reflejan la poesía de la que forman parte.

Así, de los troncos y de las raíces halladas en los bosques, toma forma su madurez expresiva, basada en la individualización de la "masa primaria", y la madera, a veces perforada hasta el corazón más profundo, a veces evitada, refleja en su esencia las corrientes y los flujos vitales, las emociones y las percepciones y los impulsos subterráneos que sólo el arte sabe rendir visibles.

Toda su vida es un camino creativo y el ánsia de búsqueda de la poesía y armonia, como apetito insaciable, lo lleva a viajar por el mundo.

De Aviñón a París, de Salsburgo a Moscú, la ortodoxia de Eslovenia lo intriga, así como la magnificencia de los paisajes himalayos en Nepal y las sonrisas silenciosas de los monjes budistas que conoce allí. Atraviesa la Índia de este a oeste; aquí es el color el gran desafío, probar a hacerlo "dimensión", volverlo rostro, manos, un abrazo, un amanecer en el mar.

Éste es su énfasis, su inquietud: exaltar a través de la escultura la belleza hecha forma.

Todo esto le ha valido el aplauso y la admiración por parte de muchas personalidades: artistas, escritores, periodistas, poetas.

Sus obras se encuentran en colecciones privadas en Alemania, Suecia, Canadá, Grecia, Brasil, Colombia y en el edificio de la Embajada de Italia en la Santa Sede.

Inmumerables son las exposiciones colectivas y personales a las que ha participado. En el Festival de los dos Mundos de Spoleto 2000 fascina a la crítica y al atento público, mereciéndose comentarios entusiastas en la prensa escrita y en la televisión. En Assisi durante el encuentro de la Paz recibe la invitación de las delegaciones de Palestina e Israel para exponer sus obras en Gerusalén. Está presente además desde 1996 en el "Telethon" bajo el patrocinio de la Banca Nazionale del Lavoro.

En conclusión es simple afirmar que la escultura de Francesco Scanu Lussu, manifestándose a través de creaciones envolventes por la inmediatez de emociones que suscitan, evidencia la habilidad técnica fundida con una particular sensibilidad.

Él elige la vida como objetivo, favoreciendo con extremo cuidado aquello que es útil a los hombres; suyas son la advertencia y la caricia, dulce invito a consolidar los impulsos a favor de la naturaleza, misterio dominante, en el que nada se anula y todo se transforma, con un arte que conquista por la elegancia y el equilibrio de las formas y conduce hacia dimensiones siempre más profundas, donde todo es silencio y armonía.